El Paseo de la Castellana es una de las principales avenidas de la capital, por su importancia empresarial, comunicativa y porque que permite la entrada al centro urbano desde el Nudo Norte de la ciudad.

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Su construcción se realizó en el Siglo XIX; su acondicionamiento y apertura se culminó en 1834, con el nombre de Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa, en honor a la Reina Isabel II. Al principio solo fue un proyecto concebido como una prolongación del paseo del Prado y Recoletos, aunque posteriormente ha experimentado varios ensanchamientos y reformas que han hecho de hoy se la conozca como la principal “arteria de Madrid”. A lo largo de la Historia, ha tenido varios nombres acorde al tiempo y el contexto que vivía la capital; avenida de la Libertad (junto con los paseos de Prado y Recoletos) en 1911, avenida de la Unión Proletaria durante la II República, avenida del Generalísimo en la dictadura de Franco y finalmente Paseo de la Castellana desde 1980, haciendo referencia al cauce del arroyo de la Fuente de la Castellana.

A lo largo de sus 5,8 kilómetros de recorrido transcurren seis carriles principales y otros cuatro carriles de servicio para automóviles, se emplazan un total de 265 números de portales con 3.549 viviendas. Y debido a que durante finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX las clases nobles empezaban a instalarse en la periferia, el paseo cuenta con un alto número de palacios o palacetes, edificios públicos ministeriales así como el Palacio de Congresos de Madrid o varias embajadas de diferentes nacionalidades. Además, aquí también se encuentran cuatro centros de negocios importantes y el centro financiero más importante de la ciudad; AZCA. Y su trazado atraviesa un total de seis plazas.